jueves, 2 de mayo de 2013

Disfrutando la aldea folclórica de Hida y probando el okonomiyaky


¡Qué bien hemos dormido! Sorprendentemente el tatami ha sido muy cómodo, pero en Takayama amanece my temprano y nuestra habitación no tenía persianas, así que ¡a disfrutar de la mañana!


En el ryokan ofrecían un desayuno japonés que incluía sopa de pescado, noodles, carpaccio de ternera y huevo duro. Nosotros decicimos seguir las recomendaciones de Irene y Edu y pedimos un desayuno continental: café, leche, zumo, tostadas, ensalada, huevo frito y bacon:


Después de reponer fuerzas nos fuimos a la aldea folclórica de Hida no Sato, que estaba a 5 minutos de nuestro hotel. Es una colección de casas tradicionales japonesas en las que puedes hacer muchísimas cosas. Por ejemplo, Irene se vistió de recolectora de arroz


Yo estoy aquí posando delante de la granja de gusanos de seda:


Y aquí estamos tocando la campana de los deseos.


Mientras dura el eco, se pueden pedir deseos e Irene le pegó tan fuerte que nuestro deseo va a durar toda la vida!


Además había muchos juegos y actividades para los niños, y como nosotros nos lo estamos pasando como enanos, pues dibujamos "los arcos de la mezquita" en esta carpa de papel:


Yo incluso intenté subirme a unos zancos, y aunque en la foto parece que lo conseguí, no duré ni un segundo. ¡Qué difícil!


Después de pasarlo bien un  rato en la aldea, dejamos la maleta en la estación y a volvimos a visitar Takayama. Para empezar, la casa del gobernador, un palacio muy bonito con muchísimas puertas de papel de arroz



Al salir nos encontramos con un mercadillo de hortalizas y flores, es típico que las mujeres de los agricultores de la zona traigan las cosas de sus huertos. ¡Es un mercado muy colorido!


Continuamos nuestro paseo por las casas y tiendas tradicionales, que son patrimonio de la humanidad y esta vez estaban con mejor ambiente


Pasamos también por alguna destilería de sake, reconocible por las botellas de sake del suelo y por la bola de madera de cedro que tengo encima de mi cabeza


Camino del último templo vimos estatuas simpáticas, esta en un puente:


¡Nos ha gustado mucho Takayama!


Pero ya es mediodía y antes de coger nuestro tren a Kyoto, ¡a comer! ¿Habéis intentado comer espaguetis con palillos? 


Os aseguro que es muy difícil, pero estos estaban tan ricos (gracias Olga) que no quedó nada en el cuenco.

En el tren pudimos dormir un poco y nada más salir de la estación de Kyoto, nuestro hotel:


¡Así sabremos llegar desde cualquier sitio de la ciudad!

Por cierto, nos queda la cena, y aquí queríamos probar el okonomiyaki, un plato típico del sur de Japón que está riquísimo. Aquí podéis ver al cocinero preparando varios al mismo tiempo


Y también probamos la hamburguesa japonesa, muy diferente a la que conocemos en España y también muy, pero MUY, rica:


¡Buenas noches desde Kyoto!

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