jueves, 9 de mayo de 2013

Colándonos en un tren

Anoche no pudimos cenar por un problema de comunicación con la recepcionista del hotel. Básicamente los restaurantes de la isla cierran a las 18.00, puntuales. Solo hay un pequeño supermercado y no tiene productos para guiris extraviados. Y para cenar en el hotel había que avisar por la mañana, así que por la mañana nos despertamos con cierto apetito

Afortunadamente, tenían listo nuestro desayuno bien temprano: un par de bandejas espectaculares con pan, croisants, zumo, yogurt, frutas...


Un pequeño plato de sopa, muy típica de Japón, muy rica y, aunque parezca increíble para el desayuno, nosotros nos la tomamos encantadísimos.


Y una cazuela con huevos y bacon que se cocinaron en la mesa


¡Qué rico todo!

Con el hambre calmada y el espíritu listo, volvimos a visitar la torii. Tocaba marea alta y estaba así de bonita


No nos cansamos de hacernos fotos con ella


O de pedirle a algún desconocido fotógrafo que nos haga una


O incluso de sacarla sola, desde lejos


Después de visitar la torii y el templo de la foto anterior, subimos otra vez a la montaña a ver el último templo de la isla. Este estaba lleno de sorpresas divertidas, como estas estatuas simpáticas de buda


 O estos monitos tan graciosos


Aquí pudimos fotografiar a los dioses protectores de Buda


Y vimos personajes dignos de la fábula más divertida


Los budas que más nos gustaron fueron uno con la bolsa de dinero que estaba escuchando el tintineo de las monedas

¡Y el buda del futuro!


¡Qué isla más bonita! Si alguien necesita un descanso espiritual o simplemente quiere regalarse la vista, que anote Miyajima como destino preferente.

Para comer nos fuimos a Hiroshima, ciudad que entre otras cosas es famosa por sus okonomiyakis. Estos los tomamos en la estación y disfrutamos muchísimo viendo cómo los preparaban detrás nuestra. 



 ¡Y qué ricos están!


Estando en Hiroshima teníamos que visitar el Memorial por la Paz. Está ubicado en uno de los pocos edificios que quedaron en pie después de la bomba atómica


Vimos también el monumento de las 1.000 gruyas de papel que hizo Sadako Sasaki, una niña de dos años que sobrevivió un tiempo después de la explosión.


Después de recorrer el museo, ver las fotografías y leer las historias, Irene y yo estuvimos un buen rato sobrecogidos, sin hablar siquiera.

Para aliviarnos un poco, y viendo que teníamos un rato antes de coger el tren, fuimos a la caza del castillo de Hiroshima.


Y lo encontramos, por supuesto, aunque íbamos muy justos para el tren que nos debería traer a Osaka.


¡Foto y a correr! Ahora tenéis que imaginarnos corriendo entre japoneses, montándonos en el tranvía, yendo a por las maletas y corriendo, ahora cargados, al anden.

Necesito hacer un pequeño inciso: estamos viajando por Japón con un Japan Rail Pass, una especie de inter rail de la compañía JR. Podemos usar cualquier tipo de transporte de JR: ferri, autobús, tren, tren bala... excepto un tren super-rápido que se llama Nozomi.

Otro inciso, en Japón los trenes son muy puntuales y precisos. Nosotros llegamos al andén a las 16.12, nuestro tren estaba programado a las 16.18 y había un tren esperando en la vía. Íbamos tan corriendo que nos montamos alegremente. ¿Sabéis que tren era? (el de la foto es un Nozomi 700)


Afortunadamente el revisor entendió que fue un malentendido y nos permitió bajarnos en la siguiente estación sin cobrarnos nada

Este es otro tren más moderno y más rápido que tampoco podemos usar. Estuvimos tentados, una vez es suficiente


Llegar a Osaka ha sido un viaje al futuro. Para muestra un botón: una noria incrustada en un edificio


Y la plaza publicitaria más famosa de Osaka


Nosotros a lo nuestro, que es cenar, así que empezamos con una especialidad de la ciudad: takoyakis, buñuelos de pulpo



Continuamos con algo que parece occidental, pero que aquí han modificado sutilmente: hambagu o hamburguesa japonesa


Y para terminar: ¡pasteles de Belém!


Por cierto, mi camiseta de esta noche ha triunfado. Me la compré en Kamakura y lleva escrita la palabra "zen". Con todo el mundo que hablamos nos la señala y dice "zen!"

2 comentarios:

  1. Tal como os conté ayer por teléfono, los pasteles de Belém son muy populares en China, a donde llegaron a través de Macao en los tiempos en los que esta ciudad era una colonia portuguesa.

    En chino, los pasteles de Belém han sido llamados "dan ta" (蛋挞) que viene a significar algo así como pastel de huevo.

    Un dato curioso es que empresas como McDonalds incluyeron el "dan ta" dentro de su oferta de postres y esta popularidad ha hecho que empiece a ser posible encontrar los pasteles de Belém en otros países asiáticos.

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  2. Pero Macao y Osaka quedan un poco lejos, ¿no?

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